martes, 6 de julio de 2010

Lo Siniestro


Lo siniestro en “Canción para matar culebras”, mencionada en la novela “Corazón tan blanco” de Javier Marías.

Javier Marías, escritor, traductor y editor español nacido en Madrid en 1951, comenzó su carrera literaria en 1970 cuando publicó su primera novela “Los dominios del lobo”, y a partir de allí fue muy fructífero en sus creaciones. En 1992 publicó “Corazón tan blanco” novela que mezcla la narración con el ensayo, y que fue muy aclamada por sus lectores y considerada como un punto de referencia del hibridismo genérico.
La novela está narrada en primera persona por su protagonista, un español de mediana edad que acaba de contraer matrimonio con Luisa, una mujer bella e inteligente que conoció en su trabajo como intérprete. A pocas páginas del inicio de la novela, el narrador comienza a describir algo que le ocurrió estando en la Habana para su luna de miel. Se encontraba con Luisa en la habitación del hotel a media tarde, ya que ella se sentía en exceso mal como para estar de pie y seguir recorriendo las calles. Luego de acomodarla en la cama y darle todas las atenciones necesarias, el protagonista se acercó a la ventana y comenzó a observar por el balcón hacia la calle, donde vio a una mulata de pie, muy arreglada, seria y con la actitud de alguien que está esperando a que llegue otra persona. Luego de un rato, la mulata vio al hombre que la observaba desde el balcón, y lo confundió con el que estaba esperando, y luego de gritarle todo tipo de injurias y amenazas, cayó en la cuenta de su error e intentó disculparse, avergonzada . El hombre le respondió que no había ningún problema, y volvió a entrar a la habitación, donde su señora seguía durmiendo. Pasó un rato y descubrió que la mulata había subido al mismo piso donde ellos estaban, y que había entrado a la habitación contigua. Sin poder soportar el sentimiento de curiosidad que le despertó aquella mulata y el misterio de este hombre al que ella esperaba impaciente, llegó su oído a la pared y comenzó a escuchar lo que hablaban. Ella exigía más atención: sin duda eran amantes. Él decía que no podía matar a su mujer, que estaba haciendo todo lo posible por dejarla morir, pero que no podía pedirle que la matara. Ella gritaba y lo llamaba egoísta. Él era español, y ella cubana. Luego de una discusión fuerte, ella cantó, así como sin pensar: “Mamita mamita, yen yen yen, serpiente me traga, yen yen yen.” (Marías, 32) La canción se titula “Canto para matar culebras”, es de autor anónimo, y esta es su versión completa y original:


Canto para matar culebras

Arreglo de R. Guirao
(Negrita)
- ¡Mamita, mamita!
Yen, yen, yen.
iCulebra me pica!
Yen, yen, yen.
iCulebra me come!
Yen, yen, yen.
iMe pica me traga!
Yen, yen, yen.
(Diablito)
- ¡Mentira, mi negra!
Yen, yen, yen.
Son juego e mi tierra.
Yen, yen, yen.
(Negrita)
- il.e mira lo sojo,
parese candela!...
iLe mira lo diente,
parese filere!...
(Diablito)
- iCulebra se muere!
iSángala muleque!
iCulebra se muere!
iSángala muleque!
iLa culebra murió!
iCalabasó-só-só!
(Negrita)
- ¡Mamita, mamita!
Yen, yen, yen.
Culebra no pica.
Yen, yen, yen.
Ni saca lengüita.
Yen, yen, yen.

Diablito mató.
iCalabasó-só-só!
(Diablito)
- iNi traga ni pica!
iSángala muleque!
iLa culebra murió!
iSangala muleque!
iYo mimito mató!
iCalabasó-só-só! (Lezama Lima, 177-179)
El narrador explica luego que detrás de esta canción está la historia de una joven muy hermosa pero muy pobre, que contrae matrimonio con un hombre extranjero rico y apuesto, y que en la noche de bodas, la madre de la joven se queda haciendo guardia afuera de la habitación de los novios. Es entonces cuando escucha a través de la puerta cómo su hija canta, con tono de petición de auxilio “¡Mamita, mamita! Yen, yen, yen. ¡Culebra me pica, culebra me come!”, y el novio responde cantando y tranquilizando su suegra: “¡Mentira, mi negra! Yen, yen, yen. ¡Son juego e mi tierra!”. Al terminar la noche, la madre decide abrir la puerta de la habitación, esperando verlos felices y dichosos, pero en vez de eso, ve que sobre la cama deshecha y llena de sangre se encuentra una culebra enorme, y su hija no está.
Para identificar esta historia intercalada en la novela con el sentimiento de lo siniestro, es necesario definirlo. Sigmund Freud, en su artículo “Lo siniestro”, intenta definir esta cualidad sensitiva, y algunas de las características que se asocian a ella. “Siniestro” en alemán es Unheimlich, y Freud comienza su ensayo explicando el significado de la palabra “Heimlich”:
“Lo “unheimlich” es, sin duda, el antónimo de “heimlich”, y de “heimisch” (íntimo, secreto, familiar, hogareño, doméstico), imponiéndose en consecuencia la deducción de que lo siniestro causa espanto precisamente porque no es conocido, familiar. Pero, naturalmente, no todo lo que es nuevo e insólito es por ello espantoso, de modo que aquella relación no es reversible. (…) Es menester que a lo nuevo y desacostumbrado se agregue algo para convertirlo en siniestro.” (Freud, 2)
Al definir la palabra “Heimlich”, Freud llega a un descubrimiento bastante curioso: “la voz Heimlich posee, entre los numerosos matices de su acepción, uno en el cual coincide con su antónimo” (4). Efectivamente, “Heimlich”, se identifica por un lado con lo familiar, conocido, con lo que evoca bienestar, con la comodidad, la calma. Con una suerte de tranquilidad de que se está en el lugar que corresponde. Esto familiar, esto tan guardado y privado que tiene la intimidad de lo conocido, se relaciona en algún momento con lo secreto, lo oculto, lo disimulado. Es entonces cuando “heimlich” pasa a significar “unheimlich”.
Addemás de esta particularidad en la palabra, Freud menciona los sucesos, impresiones, cosas y situaciones capaces de despertar en las personas el sentimiento de lo siniestro. Freud da como ejemplo de lo siniestro, la obra “Der Sandman” (El arenero) de E.T.A Hoffman. Este cuento narra sobre Nataniel, un joven que va experimentando situaciones que le traen a la mente el recuerdo infantil de su madre diciéndole que se durmiera, porque si no lo hacía, “vendría el hombre de la arena” (5) Más adelante una niñera pudo darle más información acerca de este hombre, y le dijo:
“Es un hombre malo que viene a ver a los niños cuando no quieren dormir, les arroja puñados de arena en los ojos, haciéndolos saltar ensangrentados de sus órbitas; luego se los guarda en una bolsa y se los lleva a la media luna como pasto para sus hijitos, que están sentados en un nido y tienen picos curvos, como las lechuzas, con los cuales parten a picotazos los ojos de los niños que no se han portado bien.” (5)
De esta manera, Freud relaciona lo siniestro con la pérdida de los ojos, con esa incapacidad de ver. También menciona que la repetición del yo es siniestra, considerando a los espejos como elementos responsables de la repetición, ya que dan una imagen que no es la persona que se mira al espejo, sino que es otra cosa, pero exactamente igual. Además, señala en su artículo que E. Jentsch cree que lo siniestro se encuentra en su máximo esplendor en “la duda de que un ser aparentemente animado, sea en efecto viviente; y a la inversa: de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado.” (5)
Este análisis, sin embargo, se enfocará sólo en los caracteres de lo unheimlich que aparecen tanto en la novela de Javier Marías, que tiene como protagonista al narrador, como en la historia que hay detrás de “Canto para matar culebras” que tiene lugar dentro de la novela.
Por un lado, en la novela, cuando el narrador escucha que la mulata en la pieza de al lado canta un verso de la canción, declara: “Esas palabras sí me sobresaltaron, (…) y sentí un ligero escalofrío como los que había padecido Luisa al comienzo de su indisposición.” (Marías, 33). Lo “espantable, angustiante, espeluznante” (Freud, 1), son elementos de lo siniestro que podrían relacionarse fácilmente con el sobresalto y el escalofrío que siente el protagonista. La canción que canta la mulata tiene algo oculto: no es una canción común y corriente, como ella la canta, y como, según el narrador, su abuela se la cantaba a él:
“Mi sobresalto y mi escalofrío (…) se debían a la canción, que yo conocía de mucho antes porque esa canción me la cantaba mi abuela cuando era niño, o, mejor dicho, no me la cantaba, pues no era precisamente una canción para niños y en realidad formaba parte de una historia o cuento que, aunque tampoco era para niños, sí me contaba para meterme miedo, un miedo irresponsable y risueño” (Marías, 33)
Esto que no es lo que parece, que tiene algo oculto, es fundamental en la configuración de lo siniestro. “Secreto, oculto, de modo que otros no puedan advertirlo” (Freud, 3) La abuela del narrador le cantaba esa canción a su nieto tratando de no tomar en cuenta lo que realmente estaba diciendo, se podría decir, tratando de ocultarle lo que realmente significaba:
“Recuerdo que mi abuela reía tras contar esta macabra historia (…)reía un poco con risa infantil y se abanicaba (quizá la risa de sus diez o menos años, la risa aún cubana), quitándole importancia a la historia y logrando que yo no se la diera tampoco con mis propios diez o menos años.” (Marías, 35).
No se debe pensar que la abuela es siniestra: el hecho de que la abuela le oculte el significado, o trate de quitarle importancia a la historia del canto, no es realizado con una intención secreta, sino con el abierto propósito de proteger a su nieto de las pesadillas que aquella canción podría provocarle. El protagonista no identifica sus escalofríos con la risa de la abuela ni con la omisión de algunas partes del canto, sino con el hecho de que efectivamente hay algo oculto en esa historia, independientemente de si su abuela lo omita o no.
Íntimamente relacionado con lo oculto, se encuentra en lo siniestro la figura del arenero, que quita los ojos. “El sentimiento de lo siniestro es inherente a la figura del arenero, es decir, a la idea de ser privado de los ojos” Si bien ni en la novela ni en la canción anónima interviene el arenero a quitarle los ojos a los protagonistas, en cada una de las historias si hay una privación de la capacidad de ver: tanto el narrador en la novela como la madre de la joven en la historia están separados de la verdad por una pared. El protagonista no puede saber qué están haciendo la cubana y el español, porque se encuentra en la habitación distinta, y muchas veces expresa su duda:
“Había pasado más tiempo del que yo pensaba, pensé, no podía ser, no había pasado tanto para que pudieran haber llevado a cabo una reconciliación sexual silenciosa y en regla y estuvieran ahora apaciguados por ella. Pero así debía haber sido, pues era como si los dos estuvieran calmados y echados, Miriam hasta distraída, cantaba distraídamente, con las interrupciones propias de quien en realidad canturrea sin percatarse de que lo hace, mientras se limpia con parsimonia o acaricia a quien está a su lado” (Marías,32)
Así mismo, la madre de la joven, en la historia del canto, tampoco puede ver, ya que una puerta se interpone entre ella y la realidad “Pero en la noche de bodas, desde la habitación de los recién casados a cuya puerta debía de hacer suspicaz o resabiada guardia, la madre oía cantar a su hija, una y otra vez a lo largo de la larga noche” (Marías, 35)
Ninguno de ellos puede saber exactamente qué es lo que pasa, porque no pueden ver. Por lo tanto para ambos, lo que ocurre detrás de esa pared es secreto.
Según Freud, otra característica de lo siniestro es la de lo familiar convertido en horror, en miedo, en espanto. “Lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás” (Freud, 2) Bajo este punto de vista, se puede decir que la sensación de horror de la madre que al abrir la puerta ve a su hija devorada por una serpiente gigantesca, está fundamentada principalmente en que algo tan familiar, tan normal y tan supuestamente hermoso como la consumación de un matrimonio, se transforme o haya sido siempre algo horrible, algo espantoso, y que ahora haya salido a la luz, cuando ya es demasiado tarde. Esto es también lo que le ocurre al narrador cuando siente “sobresalto y escalofríos” al escuchar a la mulata cantar, ya que, la familiaridad que le evoca su abuela cantándole esa canción, se ve manchada y transformada en horror por la situación en la que estaba siendo cantada. Detrás de esa pared se está planeando una muerte, y al mismo tiempo, la cubana canta aquella canción. Para el protagonista, lo bueno y lo familiar se destapa y descubre una realidad macabra.
En conclusión, lo siniestro es una sensación experimentada por una gran cantidad de personas, y presente en una increíble cantidad de situaciones cotidianas, las cuales muchas veces no son bien identificadas. La literatura, que muchas veces debe describir y penetrar los pensamientos de los personajes que participan de las narraciones, necesita de otra disciplina que pueda explicarlos. Gracias a la teoría y a los estudios sicológicos unidos con la literatura, se van aclarando los límites entre una emoción y otra, ayudando al mismo tiempo a generar un orden mental y un orden a nivel literario, estableciendo barreras que organizan a los estudios literarios.


Bibliografía:
Freud, S. “Lo siniestro” [en línea]. Librodot. Dirección URL: http://www.librodot.com/searchresult_author.php?authorName=F [Consulta: 28 de Junio de 2010]
Lezama Lima, J. “Cantos negros anónimos” [en línea] Scribd. Dirección URL: http://www.scribd.com/doc/19113973/Cantos-Negros-Anonimos [Consulta: 27 de Junio de 2010]
Marías, J. "Corazón tan blanco", [en línea]. Scribd Dirección URL: http://www.scribd.com/doc/6677183/Marias-Javier-Corazon-Tan-Blanco [Consulta: 28 de Junio de 2010].

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